Es muy difícil comparar la vida de Ana con la mía, ya que Ana vivió una realidad muy dura y muy lejana a la que vivimos nosotros. Ana estuvo dos años a escondidas, algo que yo no me puedo ni imaginar haciendo, sufrió una muerte en un campo de concentración y vivió con miedo y angustia a lo que podría llegar a pasar el día siguiente.
Nunca voy, o vamos, a saber con exactitud que vivió Ana en el campo de concentración, aparte de que murió de tifus en Bergen-Belsen, pocos días después de que Margot muriera de lo mismo en Febrero de 1945. Me interesa saber que sintió Ana al ser llevada al campo y como fue su vida en Bergen-Belsen, ya que es una angustia, un terror e incertidumbre, que no experimenté, y espero no hacerlo, nunca.
Después de haber terminado el libro, me quede con intriga acerca de qué le pasó a Peter; cómo murió, que sintió, cómo fue su vida tras ser encontrado, etc. También me sigo preguntando cómo es que el Gestapo encontró a los integrantes, es por eso que al buscar en el internet me enteré que Peter murió en Mayo a causa de una enfermedad, y que nadie sabe quién fue el que le dijo a la Gestapo que había personas escondidas en el Anexo. Me pregunto también cómo siguió la vida de Otto Frank, ¿cómo se sintió? ¿Si se recuperó? Y algo que me pregunto mucho es como era la perspectiva de los demás integrantes del anexo. ¿Cómo se sentían ellos en ese momento?
Estas son preguntas que no me molestan no tener la respuesta, porque creo que son las experiencias más dolorosas de los Franks y Van Daans, y que quizás no es algo que el mundo entero debería saber. No importa cuánto busque en google o en los libros de historia, son cosas que nunca voy a saber en serio, pero estoy muy agradecida de poder haber leído el diario de Ana y, aunque sea por un segundo, meterme en su mundo.
Lo que sí sabemos es cómo se sentía Ana por lo que le contaba a Kitty durante la vida en el Anexo. La forma en que nos describe el día a día y en que nos deja ver un poco de lo que le surge y lo que le pasa por la cabeza, me hace pensar cómo sería yo en esa situación. ¿Sería optimista? ¿Pesimista? ¿Estaría aterrada? ¿intentaria distraerme de la misma manera que Ana? ¿Me daría por vencida?
Son preguntas que creo, y espero, no llegar a responder, y es por eso que hoy en día, una realidad tan ajena a la de ese entonces, le damos tanta importancia al diario de Ana Frank. Ana nos abre, aunque sea un poco, la puerta de su mente. Nos pone en su lugar y nos hace ver la vida desde una perspectiva muy personal.